¿SE ACABARÁ LA GUACHAFITA?

¨Se acabó la guachafita¨

fue la expresión que el recién electo alcalde de Caucasia Leiderman Ortiz, usó en su último tarimazo para mandarle el mensaje a la clase política del municipio, que la batalla contra la corrupción es frontal y acaba de iniciar.

Leider-man, como lo llaman muchos de sus seguidores, es un hombre curtido en el periodismo investigativo de la guerra, lleva años escudriñando en el mismo corazón del conflicto del bajo cauca, denunciando y desvelando lo que muchos consideran es verdad, pero que no se atreve a decirlo en voz alta.

El primer reto, el de acabar con la corrupción es un tanto difícil y complejo, pues Caucasia lleva años donde lo público se volvió el negocio de dos o tres familias, que lograron enquistar en cargos públicos a un buen número de funcionarios corruptos, que cada que hay elecciones ayudan a legitimar y elegir al mismo que por años nos ha venido robando el erario, es decir la corrupción se volvió el modo de administrar al municipio y la compra de votos por puestos y favores, el método.

Luego de varios intentos por llegar a lo público, Leiderman logra ser al alcalde electo, con una amplia mayoría para el periodo 2020-2023, sin embargo, no la tiene fácil pues sus dos principales banderas de campaña, la lucha contra la corrupción y el fin de la delincuencia organizada, son dos trompos difíciles de bailar en una sola uña.

Para describirlo en una sola línea, el gobierno hace años escogió darle la espalda a los caucasianos.

Hasta ahí la cosa no pinta tan mal, pues finalmente los corruptos están de un lado y el recién electo alcalde del otro, como superman contra Lex Luthor, o Batman contra Guasón.

Sin embargo, la figura de super Leider-man, sin estar siquiera gobernando ya sufrió las primeras averías, La primera avería está representada en la decretada suspensión del formulario electoral E-26, a través del cual se declaró la elección de LEIDERMAN ORTIZ BERRIO como alcalde del Municipio de Caucasia-Antioquia para el periodo 2020-2023, por parte del tribunal superior de Antioquia, lo deja mal parado en este aspecto, pues es un acto de corrupción del que se le señala.

A su favor hay que decir que luego de leer la demanda de nulidad interpuesta por la abogada Daniela González Meneses, uno no sabe si es un intento de desprestigio político contra Leiderman o una defensa del derecho a elegir de los ciudadanos, lo cierto es que toca esperar el desarrollo de esta pelea jurídica.

La segunda, evidentemente se centra en la confusión generada en los últimos días, por lo que parece un desencuentro entre dirigentes del partido que lo avaló y el propio alcalde electo, esta disputa ha dejado como saldo una mermada imagen de Leiderman ente la opinión pública que ya ha empezado a retirarle los apoyos y a responsabilizarlo de la situación política en la que se encuentra el gobierno local.

El segundo reto, el fin de la delincuencia organizada, tamaño problema pues todo sabemos que en este tema se han rajado todos los gobiernos que hemos tenido..

En este tema estamos crudos, los homicidios aumentan y los delitos asociados a crimen organizado están aumentando día tras día, con uno o varios agravantes que nos ponen aún más a la deriva y generan sensación de desprotección de las autoridades.

El miedo a denunciar, las amenazas contra la vida, presencia de tráfico y consumo de drogas y desconfianza en las instituciones contra el crimen, son algunos de los ingredientes que le harán esta tarea difícil al recién electo alcalde.

Sin embargo, hay dos hechos a los que Leiderman le debe poner urgentemente el pecho, como decimos coloquialmente, el primero es recomponer las relaciones con las instituciones públicas incluyendo la policía, a quienes en sus discursos les ponía duros calificativos y en ocasiones los asociaba con las mafias, sin esta normalización y armonía no hay ojo de dios que valga.

El segundo es lograr rápidamente alianzas al interior el concejo municipal para tener gobernabilidad, sabemos de sobra que más de la mitad de los concejales electos no lo acompañaron en su aspiración.

Lograr estas alianzas no sería difícil pues finalmente el alcalde tiene como hacerlo, pero ¿lo logrará sin torcerle el cuello a su idea de acabar con la corrupción?, esta pregunta es pertinente, porque también sabemos que negociar votos positivos a proyectos e iniciativas de gobierno por lotes, dinero, puestos y otros, es moneda de cambio en el concejo.

Así las cosas es urgente que el electo alcalde se mueva con rapidez y fluidez por lo menos en estos dos ámbitos para abonar terreno y arrancar su gestión con pie derecho.

Los trompos están bailando, veremos si los puede coger en una sola uña.

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