Somos dueño de lo que callamos y esclavos de lo que hablamos.
Anónimo
Mucho se ha especulado en torno a la situación en la que estamos metidos como municipio luego de las pasadas elecciones, y no es para menos, nuestro alcalde electo está suspendido, el gobierno lo ejercen quienes no elegimos democráticamente, pero que por una de esas reglas legales de la democracia lo pueden hacer , eso sí, por lo menos temporalmente.
Han sido largos días en los que como quien ve un espectáculo, los caucasianos, con poco juicio y rigor, se interesan por lo que está sucediendo, y es que más que un acontecer inédito político, la situación se ha vuelto un chisme alimentado por quienes de un lado quieren ocultar lo que sucede por temor a perder los apoyos conseguidos, por el otro los que tienen interés continuistas en el ejercicio del poder y el pueblo que más con pasión que con información repite, discute y comparte la opinión sobre lo que sucede.
Lo que si es cierto es que pocos están del lado de la ley, especialmente el alcalde electo y sus seguidores que en varias ocasiones han mostrado ingenuidad e ignorancia sobre el lio jurídico en el que estamos metidos.
La ingenuidad desde el inicio fue evidente, al igual que la ausencia de estrategia para la defensa, con sorpresa los que seguimos este suceso desde la crítica académica, notamos que la brillantez del equipo que se ganó las elecciones, una vez puesta la demanda de control de nulidad, como por arte de magia desapareció junto con la estrategia y la táctica política.
En su lugar se instauró el silencio, la desinformación y la falsa seguridad de que los votos obtenidos revestían a los ganadores de una especie de teflón al que todo le resbala.
Sin embargo, no contentos con eso, a nuestro alcalde, el electo y a su equipo, le faltó ejecutar unas tareas pendientes, unas que son como los núcleos básicos en las universidades, se tienen que hacer para graduarse con honores.
Fácilmente se veía que el camino a seguir era claro, se tenía que conformar un gabinete de gobierno, que por extensión sería el gabinete de todos, se tenían que buscar cercamientos con el concejo para tener claro quienes están en la oposición, con el gobierno o se declaran independientes.
A esto debió prestarle más atención el alcalde pues es una forma muy útil de empezar a generar confianza en sus electores.
Pero ahí no para la cosa, pues nuestro alcalde también tiene una asignatura básica pendiente, y es la de llamar a una gran concertación de la agenda social, no política, sino social, una que refleje los cambios culturales que la gente decidió en las urnas, una agenda con representación de todos los líderes y sectores sociales del municipio, en contraposición a la hegemonía que por años ha tenido la clase política local y que es responsable de las desigualdades sociales existentes en el municipio.
Sin embargo, en medio de la crisis se ha dedicado a hacer campaña, a posicionar la idea de que es víctima de un entramado político contra él y a correr la voz que de que si las elecciones se repiten la cosa es con el que él diga.
Esto es por lo menos una lectura errática de lo que está sucediendo, que alguien le diga al alcalde que cada ejercicio electoral es distinto y si se repiten las elecciones puede perder, que los votos no se endosan fácilmente, que los apoyos sociales que hoy tiene son más por la ilusión de las promesas de campaña que porque él haya mostrado capacidad y liderazgo para gobernar.
Amanecerá y veremos si el alcalde sale bien librado de esta y logra la independencia para poner en cargos públicos a ciudadanos más que a políticos y de convocar esta gran movilización social para la construcción de una agenda incluyente, igualitaria e innovadora que permita ver cambios reales en nuestro municipio.
OJO QUE LA HISTORIA SE LE PUEDE REPETIR CON LOS ACUERDOS QUE ESTÁ HACIENDO CON ALGUNOS PARTIDOS POLÍTICOS.